La infancia o niñez tardía y la preadolescencia son etapas que conllevan distintos procesos y muchos cambios, concretamente son uno de los momentos mas complejos de afrontar, por eso mismo hablaremos de puntos importantes así como su desarrollo en distintos aspectos basados en diferentes autores.
Con la llegada a la infancia tardía, se desarrolla una nueva forma de pensar capaz de realizar operaciones mentales basadas en la lógica, si bien se trata de una lógica cuyo punto de partida es, de momento, la realidad concreta inmediata. A partir de los 6 o 7 años, por término medio, los niños y las niñas pueden llegar a conclusiones lógicas manipulando representaciones mentales y lo hacen, además, con la misma facilidad que si lo hiciesen con objetos (Siegler, 1991).
La teoría piagetiana sostiene que este avance cognitivo se debe a la emergencia de una nueva capacidad intelectual en el individuo que le permite operar mentalmente sobre una realidad ligada a hechos tangibles.
Los principales avances cognitivos que se producen en el pensamiento operatorio concreto desde la perspectiva piagetiana se deben al conocimiento de carácter operatorio, cuyos rasgos más destacables son: descentración, distinción entre apariencia y realidad, pensamiento reversible y capaz de seguir la transformación de una misma realidad.
Se trata de un pensamiento que, más allá de los datos puramente perceptivos y de representaciones simbólicas aisladas, es capaz de construir relaciones lógicas entre objetos o fenómenos concretos: conservación, clasificación, seriación, secuenciación. Esto es posible ya que las representaciones mentales se organizan en estructuras de conjunto, lo que permite comprender que, a pesar de ciertas transformaciones aparentes, algunas propiedades de los objetos permanecen invariantes, así como establecer correspondencias y relaciones espaciotemporales.
Rasgos del pensamiento operatorio concreto
Descentración del pensamiento.
A lo largo de la infancia tardía se desvanece la centración propia del pensamiento preoperatorio, de modo que, a partir de los seis o siete años, los niños y las niñas son capaces de tener en cuenta simultáneamente más de una dimensión de un objeto, de atender a diferentes propiedades de la realidad, así como de considerar el punto de vista de otras personas, además del propio. A lo largo del período operatorio, sin embargo, ya coordinan dos dimensiones de la entidad que observan para resolver una situación o tarea.
Distinción entre apariencia y realidad.
El período preoperatorio los niños y las niñas están sesgados por la apariencia perceptiva inmediata de las cosas, en el período operatorio consiguen dominar la distinción entre apariencia y realidad, por lo que son capaces de inferir conclusiones que van más allá de los datos observables. En la infancia tardía el discurso se organiza con mayor coherencia en torno a deducciones lógicas propias.
La adquisición del pensamiento operatorio ayuda a los niños y a las niñas a tener una comprensión más compleja y, en consecuencia, más exacta de la realidad, merced a que ahora, dentro de un conjunto de operaciones mentales internamente consistentes, el pensamiento es reversible. Así, comprenden que, ante un fenómeno determinado, puede haber unas acciones que o bien anulen o nieguen los efectos de su acción inversa (reversibilidad por inversión), conduciendo al punto de partida, o bien compensen los efectos de otra acción (reversibilidad por reciprocidad o compensación).
Desarrollo de la conservación
La conservación se define como la invarianza de una característica, a pesar de las transformaciones aparentes del objeto que posee dicha propiedad.
Piaget denominó variantes cognitivas a que una mejor comprensión y conocimiento del mundo, es preciso entender que los objetos poseen propiedades que permanecen invariables, a pesar de que se produzcan ciertos cambios irrelevantes en su apariencia. Estas invariantes cognitivas se desarrollan paulatinamente desde el período sensoriomotor, en el que se logra la «permanencia del objeto», pasando por la construcción de la «identidad» en el período preoperacional, hasta llegar a la construcción de la «conservación» en el período de las operaciones concretas.
La conservación requiere que los niños dispongan de dos operaciones lógicas básicas: la identidad y la reversibilidad. La identidad significa que si no se añade ni se resta nada a un «todo», entonces éste permanece igual. La reversibilidad, significa que, si se efectúa una transformación en un sentido y, a continuación, se realiza en sentido contrario una transformación que la anula o compensa, entonces el «todo» permanece igual. Estas dos operaciones lógicas, reunidas, forman un agrupamiento lógico y constituyen, a su vez, la base de la noción de conservación.
Desarrollo de clasificación
La clasificación se refiere a la ordenación jerárquica de los objetos en clases o categorías supra-ordenadas y subordinadas, es decir, clasificamos objetos cuando los agrupamos en función de algún criterio de semejanza, de modo que es preciso aprender a establecer relaciones de clase o de pertenencia entre los elementos y los conjuntos en que se incluyen.
A fin de indagar acerca del desarrollo de la operación de clasificación, Piaget utilizó dos tipos de tareas: la tarea de clasificación libre y la tarea de inclusión jerárquica de clases. La primera de ellas consiste en presentar al niño o niña un conjunto de objetos, por ejemplo, un conjunto de figuras geométricas de distintas formas, colores y tamaños, y solicitarle que «ponga juntas las figuras que son semejantes». La segunda, muestra un conjunto de elementos, por ejemplo, flores —tulipanes y narcisos— y, a continuación, se le pregunta si hay más elementos pertenecientes a una subclase —tulipanes— o a una clase — flores.
A partir de estos dos tipos de tareas y de las respuestas ofrecidas por los participantes, Piaget y sus colaboradores han identificado tres fases en el desarrollo de la clasificación:
• Fase I: etapa de las colecciones figúrales. Es la fase propia de los menores de 5 años, en la que, en lugar de clasificar los objetos teniendo en cuenta las semejanzas, los agrupan sin ningún tipo de plan e, incluso, pueden ir cambiando de criterio de agrupación a medida que se incorporan nuevos objetos a la colección. Es más, tienden a dejarse llevar por el conjunto perceptivo que forman las piezas unidas y lo asimilan a un objeto conocido. Por ejemplo, un triángulo situado sobre un cuadrado, «es una casa» (Delval, 1994).
• Fase II: etapa de las colecciones no figúrales. Hasta los 7 u 8 años, los niños tienden a agrupar los objetos en función de una semejanza de atributos. Por ejemplo, agrupan figuras geométricas en función de la forma o del color. Sin embargo, tienen dificultades para cambiar de criterio una vez realizada una clasificación, así como para comprender las relaciones de inclusión entre clases.
• Fase III: etapa de inclusión jerárquica de clases. En esta fase se comprenden las relaciones de «inclusión de clases», un aspecto del razonamiento deductivo basado en el conocimiento de que una clase superior —flores— siempre es mayor que las clases básicas —tulipanes, narcisos. De este modo, alrededor de los ocho años, los menores ya entienden que estas cuestiones se refieren a diferentes aspectos del problema: al conjunto y al subconjunto, y pueden realizar sin dificultad clasificaciones jerárquicas.
Desarrollo de seriación
Consiste en agrupar y ordenar objetos en función de ciertas diferencias apreciables en alguna de sus propiedades.
La comprensión de la noción de seriación requiere el dominio de:
a) las relaciones asimétricas unidireccionales que se dan entre los elementos de un conjunto: «si A es más alto que B, entonces B no puede ser más alto que A».
b) las relaciones transitivas: «si A es mayor que B y B es mayor que C, entonces, A es mayor que C».
Adquirir la lógica de la seriación es lo que permite a los escolares de primaria conseguir dos nuevas conquistas: las nociones de tiempo y de espacio y, con ello, la capacidad de ordenar los objetos de acuerdo con dimensiones espaciales (la altura, el ancho, la longitud) y conforme a un orden temporal.
Procesamiento de información
El objetivo de procesar información es estudiar cómo las personas obtenemos información a partir del medio, la procesamos, la codificamos en nuestra memoria y cómo la recuperamos y utilizamos para resolver problemas y tareas diversas.
La atención selectiva
Es la habilidad para atender y centrarse en la información relevante e ignorar la irrelevante o distractora, con la edad aumenta la posibilidad de prestar atención y de relacionar simultáneamente más unidades de información, lo que hace posible que los niños se puedan implicar en actividades cognitivas cada vez más complejas (Klahr, 1992).
Estrategias de codificación o almacenamiento
Son procedimientos para codificar adecuadamente y mantener más tiempo la información en la memoria. La información a recordar no siempre se codifica de la misma manera, por lo que es preciso aprender que, en función de las características de la misma, unas estrategias son más adecuadas que otras para facilitar el recuerdo.
Principales estrategias de memoria
Cambios fundamentales que se producen en el desarrollo cognitivo durante la infancia tardía:
a) progresiva adquisición y flexibilización de nuevas estrategias, así como un uso más eficaz de las mismas a través de la práctica y el dominio de las tareas
b) aumento y mayor organización de los conocimientos en diferentes ámbitos
c) incremento en el conocimiento de las propias capacidades cognitivas y del control sobre éstas.
El desarrollo fonológico
Los niños y las niñas han ido adquiriendo de forma progresiva todos los sonidos del habla, de modo que al llegar a la infancia tardía los dominan casi en su totalidad. Es posible que la adquisición de ciertas formas fonológicas más tardías como, por ejemplo, el fonema /r/ (carretilla), se alargue hasta los 7 años. Asimismo, es posible que todavía observemos alguna dificultad de pronunciación en el caso de palabras largas, compuestas o con ciertas combinaciones de consonantes especialmente difíciles (Galeote, 2000). Pese a ello, en torno a los 10 años se suele dar por concluida la adquisición del sistema de fonemas del lenguaje.
El desarrollo gramatical, a lo largo de la escolarización primaria se consolida el conocimiento y uso de las estructuras sintácticas más complejas de la lengua, como es el caso de las oraciones pasivas y de las subordinadas de relativo. Así, hasta los 9 o 10 años no se alcanza la plena comprensión de las primeras, coincidiendo con la comprensión de que un mismo hecho puede describirse desde dos puntos de vista diferentes: «el carpintero construye una mesa» y «la mesa es construida por el carpintero».
Factores que influyen en el comportamiento emocional
Parece imposible hablar de emociones sin aludir también al temperamento y a la socialización de emociones por parte de agentes tan importantes como la familia, los iguales o los profesores.
Saarni (2006) presentan el temperamento como las disposiciones que caracterizan un estilo de respuesta, y que se miden en parámetros como la reactividad, la intensidad, la latencia, o la duración de las respuestas emocionales.
No obstante, las disposiciones temperamentales pueden ser guiadas por el contexto social y educativo. En general los estudios encuentran que un estilo parental dominado por la expresión negativa, la persistencia de conflictos en la pareja, o la falta de seguridad aportada a los hijos son factores que, de forma reiterada, se han asociado, entre otros aspectos negativos, con un desarrollo insuficiente de estrategias de regulación emocional y con sesgos en la interpretación de las expresiones ajenas. Las primeras influencias de la familia las encontramos a través del sistema de apego.
Como indica Del Barrio (2002) a los esfuerzos de los padres por educar a sus hijos se suma su papel como modelos a seguir, lo que en psicología se conoce como aprendizaje vicario (Albert Bandura) o por observación. Lógicamente, este aprendizaje por simple exposición contribuye enormemente a la perpetuación de los patrones emocionales y conductuales de los progenitores.
También se considera el peso de la cultura y el género en el análisis de la expresión y control emocional de los niños. muchas normas sociales están sexualmente tipificadas.
Nuestro comportamiento emocional responde fundamentalmente a un compendio de factores entre los que se encuentra la edad y los recursos cognitivos disponibles, el temperamento, los patrones culturales en que se está inmerso y los modelos que se ofrecieron en el seno de la familia.
La competencia social del niño es una variable fundamental para explicar su estatus sociométrico. Pues bien, las destrezas y características sociales por las que un niño es aceptado en su grupo de iguales no son diferentes de aquellas por las que es elegido como amigo. Existe todo un conjunto de habilidades socioemocionales y sociocognitivas, como la adopción de perspectivas ajenas, la comprensión de los estados mentales de los otros (deseos, creencias, intenciones) o la habilidad para procesar adecuadamente la información social, que se vinculan de un modo directo con el establecimiento y continuidad de las amistades infantiles. En esta línea, las habilidades sociales, comunicativas y autorreguladoras del niño serían fundamentales para establecer y mantener amistades recíprocas (Hartup, 1995).
Auto-concepto
El autoconcepto, o representación que posee el individuo de sí mismo tiene una naturaleza multidimensional, en cuanto que la persona se autoevalúa en dominios particulares de experiencia (físico, social, cognitivo, etc.). Se trata de una construcción cognitiva social. La dimensión social del autoconcepto señala la influencia que tienen los otros significativos en la conformación de los contenidos y valencia del autoconcepto, mientras que la influencia cognitiva define la estructura u organización que adoptan dichos contenidos.
Entre los 7-8 años y los 11-12 se producen importantes cambios en lo que se refiere a las habilidades intelectuales y el entorno social de los niños que tendrán consecuencias importantes tanto para el autoconcepto como para la autoestima. La creciente habilidad para integrar informaciones particulares permitirá al niño mayor construir una percepción más compleja de sí mismo. A esta edad se fortalece la capacidad para comparar su punto de vista con el de los otros, lo que fomenta la comparación social.
Al término de la infancia, aumenta la permeabilidad a las normas y valores sociales, de modo que los prototipos de cada cultura se convierten en otra importante fuente de comparación que, en la mayoría de los casos, contribuye a la discrepancia entre el yo real y el yo ideal. El autoconcepto es una construcción sólida, donde los rasgos aparecen integrados en competencias (académicas, de apariencia, deportivas etc.), con cierta inclinación a utilizar como descriptores los rasgos internos, y donde un número importante de auto atribuciones se define por las comparaciones con los iguales.
Desarrollo moral
La interacción con los iguales va a propiciar la emergencia progresiva de la moral autónoma, basada en la igualdad. Ahora, el niño reflexiona sobre las normas, las discute y las reelabora, escapando a la esclavitud que supone la aceptación ciega de las normas externas.
Según Kohlberg, las respuestas propias de la moral preconvencional están centradas en el beneficio del propio sujeto y su objetivo fundamental es la evitación de castigos y la obtención de refuerzos, coincidiendo básicamente con las características de la moral heterónoma descrita por Piaget.
La moral de tipo convencional comenzaría a manifestarse hacia los diez años y se articula sobre los ejes de la comprensión y la aceptación de la importancia de las normas sociales.
Al final de la infancia se asientan las bases del autoconcepto, de la amistad y de la justicia social.
PREADOLESCENCIA
Henríquez (2010) define la pre-adolescencia o adolescencia temprana, como la transición entre la niñez y la adolescencia, la cual inicia con la pubertad, es decir con los cambios físicos y hormonales de los individuos, en este proceso se da la madurez sexual, la asimilación del cuerpo y sus nuevas funciones.
La adolescencia temprana (aproximadamente 11 a 14 años) ofrece oportunidades para el crecimiento, no sólo en las dimensiones físicas sino también en competencia cognitiva y social, autonomía, autoestima, e intimidad. Se inicia con los cambios anatómicos y fisiológicos característicos de la pubertad, conlleva a sentimientos encontrados, facilita la baja del auto concepto y la autoestima.
Desde el psicoanálisis se parte de considerar la preadolescencia como el resultado del brote pulsional que se produce por la pubertad (etapa genital), que altera el equilibrio psíquico alcanzado durante la infancia (etapa de latencia). Este desequilibrio incrementa el grado de vulnerabilidad del individuo y puede dar lugar a procesos de desajuste y crisis, en los cuales están implicados mecanismos de defensa psicológicos (fundamentalmente la represión de impulsos amenazantes) en ocasiones in-adaptativos.
Con la pubertad se inicia la fase genital en el individuo, que se prolonga hasta la edad adulta. En esta fase se produce una reactivación de los impulsos sexuales (reprimidos durante la fase de latencia anterior, correspondiente a la infancia a partir de los seis años) que conduce al individuo a buscar objetos amorosos fuera del ámbito familiar y a modificar los vínculos establecidos hasta ese momento con los padres. Este proceso se interpreta como una recapitulación de procesos libidinales previos, especialmente los referidos a la primera infancia, semejantes a un segundo proceso de individuación. En conjunto, el individuo tiene que ir construyendo una noción de identidad personal que implica una unidad y continuidad del yo frente a los cambios del ambiente y del crecimiento individual.
Desde la perspectiva cognitivo-evolutiva de Jean Piaget, la adolescencia es vista como un periodo en el que se producen importantes cambios en las capacidades cognitivas, por tanto, en el pensamiento de los jóvenes, asociados a procesos de inserción en la sociedad adulta.
Durante esta etapa los jóvenes acceden en un grado u otro a formas de razonamiento propias de lo que se denomina pensamiento formal. Estas nuevas capacidades cognitivas les capacita para el desarrollo de un pensamiento autónomo, crítico, que aplicará en su perspectiva sobre la sociedad y en la elaboración de proyectos de vida. Desde esta perspectiva la adolescencia se produce, pues, por una interacción entre factores individuales y sociales.
Desde la perspectiva sociológica, la preadolescencia es el periodo en el que los jóvenes tienen que consumar los procesos de socialización a través de la incorporación de valores y creencias de la sociedad en la que viven y la adopción de determinados papeles o roles sociales. El sujeto tiene que realizar opciones en este proceso haciendo frente a las exigencias y expectativas adultas.
El primer signo de desarrollo puberal en las chicas es el aumento del botón mamario que puede iniciarse entre los 8-13 años, junto con aumento de la velocidad de crecimiento y acontece a una edad ósea de 11 años. Antes de los 8 años hablamos de pubertad precoz y después de los 13 de pubertad tardía.
En los varones la pubertad puede suceder dos años más tarde que en las chicas y por ello éstas pueden parecer más maduras físicamente que sus compañeros.
Variantes del desarrollo puberal normal
Adrenarquia prematura es la aparición de vello púbico y/o axilar y/o aumento del olor corporal (olor apocrino) antes de los 8 años en niñas y de los 9 años en niños.
La talla puede estar por encima de la talla genética pero sin aumento brusco del crecimiento, también es frecuente un discreto adelanto de la edad ósea.
Se considera cuando el desarrollo puberal se inicia entre los ocho y los nueve años en las niñas y entre los nueve y diez años en los niños, es una variante de la normalidad.
● Aceleración constitucional del crecimiento y desarrollo: son niños/niñas con antecedentes familiares de pubertad temprana. Terminan su crecimiento antes que el resto y suelen alcanzar una talla acorde con la talla genética.
● Obesidad: entre las niñas hay mayor riesgo de adelanto puberal, sobre todo en las que engordan a partir de los 6 años de edad.
● Adopción: las niñas adoptadas presentan mayor riesgo de pubertad precoz y pubertad adelantada que las niñas autóctonas del país.
Los cambios físicos en la pubertad son: Aceleración y desaceleración del crecimiento, cambios de la composición corporal y desarrollo de órganos y sistemas, así como maduración sexual (gónadas, órganos reproductores y caracteres sexuales secundarios). Durante esta época se produce aumento de los diferentes órganos (corazón, pulmones, hígado, bazo, riñones), se ensancha la pelvis en las mujeres y los hombros en los varones, aumenta la fosfatasa alcalina según el grado de maduración del individuo y se produce un aumento de los glóbulos rojos y la hemoglobina en los varones debido a que la testosterona estimula la secreción de factores eritropoyéticos renales.
Existen tres ámbitos principales que estudian el desarrollo de los individuos, tales aspectos son el físico, cognoscitivo y psicosocial.
Se entiende por cambios físicos a aspectos como: el crecimiento del cuerpo y el cerebro, las capacidades sensoriales, las habilidades motoras y la salud; el desarrollo cognoscitivo se entiende a través del aprendizaje, la atención, memoria, lenguaje, pensamiento, razonamiento y la creatividad; finalmente el desarrollo psicosocial se compone de las emociones, personalidad y relaciones sociales. Es importante aclarar que estos tres ámbitos están interrelacionados ya que cada aspecto del desarrollo afecta a los demás. (Papalia, 2017, p 4).
Esta etapa, de la preadolescencia, se caracteriza por la existencia de egocentrismo, los pre-adolescentes se encuentran muy centrados en su propia conducta, sienten y creen que los demás están tan preocupados de su apariencia y conducta como él mismo, suelen sentirse constantemente sobre un escenario, como actores principales, tienden a creer que son seres únicos, empiezan a poner en evidencia la convicción de sus pensamientos, sentimientos, creencias, ideales y experiencias, manifestando que los demás son incapaces de comprenderlos.
En cuanto al desarrollo social, se inicia la movilización hacia el exterior de la familia, pidiendo a gritos ser independientes, perdiendo el interés por las actividades familiares, ponen a prueba la autoridad, se resisten a los límites, a la supervisión y a aceptar consejos o tolerar críticas de parte de los padres. (Gaete, 2015, p 439).
De acuerdo con los cambios emocionales de los pre-adolescentes se ha evidenciado la necesidad de una educación en las emociones como respuesta a una serie de demandas que se dan en la sociedad actual, tales como la ansiedad, la depresión, problemas de disciplina, violencia, drogadicción, trastornos alimenticios, etc. (Álvarez, 2000, p-59).
La comprensión de las emociones en los pre-adolescentes es un proceso gradual y continuo de aprendizaje que va desde las emociones básicas (tabla 1) las cuales comparten con el resto de los mamíferos, hasta las más elaboradas, debido a que los pre-adolescentes cambian gradualmente las estrategias con las cuales les hacen frente a las diversas experiencias, mediante el control de cada una de sus emociones, lo que le permite comprender sus causas comportamentales.
Emociones básicas | Definición |
Alegría | Sentimiento afectivo, de breve duración, que provoca sensación agradable. Se manifiesta por optimismo y triunfo, ayuda a tener un humor estable. A recuperar el objetivo perdido. |
Confianza | Es aprender a vivir con los propios errores y los ajenos, con el pasado, y prevaleciendo los aspectos positivos. Facilita la participación en grupos. El tener amistades. |
Miedo | Sentimiento de inquietud causado por un peligro real o imaginario, Prepara al individuo para atacar o huir. |
Sorpresa | Alteración emocional que causa una sensación no prevista o esperada, Facilita los procesos atencionales y las conductas exploratorias. Ganar tiempo para orientarse. |
Tristeza | Estado natural o accidental de aflicción, autocompasión, melancolía, desaliento, desesperanza, soledad, pena o duelo ante una pérdida, Permite asimilar eventos dañinos. |
Disgusto o asco | Es la repugnancia producida por algo que incita al vómito. Es desagradable y aversivo, Aleja al individuo de un estímulo que puede ser dañino. |
Enojo | Sentimiento de fastidio, molestia, furia, hostilidad, odio, Ayuda a la resolución de conflictos. Conduce a hablar. |
Es importante reconocer que la conducta emocional está compuesta por dos vertientes: una heredada y la otra aprendida siendo esta el mayor porcentaje, dichas conductas son aprendidas a través de los padres, docentes y personas que rodean al pre-adolescente. Con el fin de lograr que el pre- adolescente aprenda a controlar adecuadamente sus emociones se hace necesario que los padres cuenten con la suficiente información como para aportar en la regulación y el control de sus estados emocionales, siendo ellos facilitadores en el aprendizaje y el desarrollo.
REFERENCIAS
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